¿Creíais que a las chicas de SMCLE (Se Me Cae La Casa Encima) no nos gusta el campo? Nada más lejos de la realidad. ¡Nos encanta! A nosotras y a nuestras familias nos encanta salir a hacer alguna ruta campestre con la mochila cargada de bocatas, agua, y algo de chocolate (yo sin chocolate no voy al campo … ni a ningún sitio).
Hoy os voy a enseñar una ruta que he hecho millones de veces (bueno, igual estoy exagerando y sólo son cientos) de pequeña: un paseo hasta Roscas. Así que si yo la hacía de pequeña es perfecta para hacerla con nuestros hijos. Que qué es Roscas. Pues una ¿montaña? (594 m) formada por rocas amontonadas unas sobre otras en el término de Fitero (mi pueblo, que yo soy fiterana). La formación más curiosa son las llamadas “3 boinas”.
La ruta que os voy a enseñar es la que ahora está señalizada como “camino” pero cuando yo la hacía (hace muuuuuchos años) no existía señalización de ningún tipo, e íbamos campo a través para desgracia de los agricultores fiteranos y de nuestros padres cuando esos agricultores les contaban que habíamos pisoteado todos sus campos…
Comienza la ruta
La ruta empieza una vez cruzado el puente sobre el Alhama. Se puede dejar el coche a mano izquierda, en “el Barranco”. Comenzamos a andar por la Carretera de Valverde Subida Valdeza y en unos metros encontraremos un desvío a la derecha debidamente señalizado con marcas blancas y verdes. Seguiremos ese camino que discurre paralelo al río Alhama y desde el que podremos disfrutar de la huerta fiterana con sus “peros” (que no perales), melocotoneros, y otros campos de cultivo (aquí podemos aprovechar para explicar a nuestros polluelos qué es cada planta-árbol-arbusto).
La Cueva de la Mora
En poco rato encontraremos a la izquierda en lo alto, la Cueva de la Mora. Por supuesto hay que subir a visitarla. No se mete mucho en la montaña así que se puede visitar sin problema. Y eso sí, hay que contarles la famosa leyenda de Bécquer.
Seguimos caminando con los Baños de Fitero al frente, y vamos rodeando (a nuestra izquierda) Tudején, una pequeña montaña donde nada más empezar a subir nos toparemos con una de las “neveras” mejor conservadas y un poco más arriba veremos las ruinas del Castillo de Tudején. Si la nidificación de los buitres nos lo permite (hay carteles con los meses del año en los que no se puede acceder, normalmente ente diciembre y marzo) seguimos ascendiendo hasta llegar al macizo de Roscas.
Y aquí ya cada uno que suba por donde quiera o pueda, eso sí con mucho cuidado. Sentados en la roca que elijamos podremos disfrutar de unas preciosas vistas de Fitero y del Balneario y disfrutar de ese delicioso tentempié que antes habremos preparado.
Y bajamos por el Barranco de los Blancares (se agradece que la vuelta sea una bajadica) hasta llegar a la carretera de Valdeza, donde hemos empezado la ruta.
Un buen plan para disfrutar toda la familia de la naturaleza en estos días de vacaciones de los peques. ¡Y está aquí al lado!
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