Apetece sacar la bicicleta del trastero. Apetece el solecito, el aire en la cara y la sonrisa que se le pone a uno cuando monta en bicicleta. Queremos dar un paseo con los peques, que se muevan ellos y movernos nosotros. Y si son muy peques, pues los llevamos en la silleta. Seguro que alguno de vosotros no ha guardado la bicicleta en todo el invierno (qué envidia nos dais), pero para los que tenemos que quitarle el polvo, hinchar las ruedas y engrasar los cambios, vamos con una propuesta para toda la familia.
Un paseo sencillo: de Tudela al Bocal
Un recorrido sencillo, desde el C.P. Griseras (Tudela) hasta El Bocal (Fontellas), un precioso pueblo-parque junto al Ebro. ¿Qué no lo conoces? ¡¡Ya estás tardando!! Es un “oasis” verde en la Ribera, con árboles altos, caminos cerrados para disfrutar de la bici o el patín, un laberinto para jugar y unos jardines con cientos de especies arbóreas diferentes. Para mi sería completo si el trozo de canal que lo bordea, fuera navegable y pudiéramos pasear con barquitas o con las canoas. Tiempo al tiempo, ¿verdad?
El paseo en bicicleta
La primavera es un buen momento para disfrutar del parque de El Bocal, pero actualmente debido a la situación del estado de alarma se encuentra cerrado y solo podremos ir hasta allí y volver.
El paseo desde Tudela comienza en la zona del Colegio Griseras. Desde allí, iremos por un camino entre árboles, huertas y campos de secano, hasta El Bocal.
El camino de Tudela a El Bocal forma parte de la GR99 en la etapa 21 (Tudela-Buñuel), un tramo de unos 8 kilómetros sin apenas desnivel aunque el poco desnivel que tiene es ligeramente ascendente en el regreso a Tudela.
En El Bocal
Hay muchas cosas que ver y hacer en este paseo de Tudela al Bocal. Además del parque de El Laberinto, que a los peques les encanta, con su fuente mágica en el centro, podemos encontrar uno de los árboles más antiguos de la zona, un roble centenario con más de 500 años de antigüedad, catalogado como monumento natural de Navarra nº 11.
Se llama Bocal porque esta palabra significa presa, ya que es el lugar donde nace el Canal Imperial de Aragón, acequia de riego que proyectó Carlos V y que ejecutó el arquitecto Gil Morlanes, quien construyó la presa vieja y el precioso Palacio de Carlos V. Este palacio no se puede visitar (aunque algunas hayamos tenido la suerte de verlo…:-P) pero sí sus jardines.
Nosotras tuvimos la oportunidad de visitarlo, entramos desde la Casa de las Compuertas y la presa nueva, mandada construir por Ramón Pignatelli en 1770, ya que la anterior presa había quedado obsoleta. También se modificó el trazado del canal, dándole mayor profundidad y anchura, con el fin de que fuera navegable hasta Zaragoza. Sí, ese era el fin… ¿cuándo lo veremos?
Nuestro paseo acabó cruzando el poblado, que se construyó para albergar a los operarios encargados del mantenimiento y que actualmente, disfrutan algunas familias de aquellos como segunda residencia. Saliendo por el puente que cruza el canal, junto a la antigua presa.
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