Los que como yo paséis de los 40 y seáis de algún pueblo ribero, seguro que recordaréis esas mañanas frías de los fines de semana de noviembre y diciembre en los que toda la familia madrugaba porque había que recoger olivas. ¿A ti te tocó?
Era duro: madrugón, frío, trabajo en el campo … pero si había algo que lo compensaba era poder ir luego al trujal (o almazara) a descargar las olivas y poder comer esas deliciosas tostadas con aceite. Mmmmmmm.
Pues nosotras, hemos tenido la suerte de poder visitar un trujal (La Casa del Aceite en Cascante) en plena temporada de recogida de aceitunas y luego degustar las deliciosas tostadas. Y eso ¡sin recoger olivas! 😉
Gracias a Marijo, amiga y gran “semeclé”, que nos organizó la visita y consiguió que gran parte de la familia “Semecae” pudiéramos disfrutar de las explicaciones de Mario, experto catador de aceite.
Trujales ya habíamos visitado varios pero nunca uno en plena temporada de recogida de olivas, que es cuando realmente se ve el funcionamiento.
Antes de entrar al trujal ya nos cuenta Mario, uno de los dueños, que esto de la oliva en Cascante lleva muuuucho tiempo. Nos enseña la plantación de olivos cercana, sobre todo varios olivos milenarios (Mario no tiene tan claro que tengan tantos años).
En todo el mundo existen unas ¡260 variedades de aceitunas!. En este trujal les llegan de las variedades: Empeltre, Arroniz y Arbequina.
En La Casa del Aceite les llegan olivas de más de 1500 agricultores de varios pueblos colindantes. Al agricultor se le paga en función del peso de las olivas que ha descargado y de su calidad, medida el mismo día que las traen, por su porcentaje de humedad, grasa total y grasa seca. Muy curiosa la maquinita que mide los tres parámetros.
En este trujal se producen tres variedades de aceites:
- AOVE – El de mejor calidad. Con una acidez menor al 0,8% y un excelente sabor. Con el que nos gusta cocinar a nosotras.
- Aceite de Oliva – Buena calidad. Acidez entre un 0,8 y 1,2 y algún defectillo que los expertos catadores no pasan pero casi inapreciable para el consumidor.
- Aceite de oliva virgen lampante – No apto para consumo humano. Se somete a procesos químicos (aceite de oliva refinado) para mezclarlo con aceite de oliva y obtener el aceite de oliva intenso o suave.
El AOVE antes de envasarse tiene que pasar por varias catas para realmente poder ponerle la etiqueta de “Virgen Extra”.
En La Casa del Aceite tienen la suerte de contar con uno de los campeones internacionales de catadores de aceites: Mario y sus dos compañeros de equipo se hicieron con el galardón en octubre de este año. ¡Enhorabuena!
Antes de pasar a la “sala de los ruidos”, donde se prensan las aceitunas, nos cuentan que los huesos triturados de las olivas sirven como combustible. Súper-ecológico.
Vemos cómo va cayendo ese oro líquido que es el aceite, más verde que amarillo porque todavía está sin filtrar.
El aceite ya filtrado se almacena en depósitos de acero inoxidable. Es muy importante que al aceite no le de la luz. No entendemos las típicas garrafas en las que se compra el aceite, siempre de plástico. Es mucho mejor envasarlo en lata, pero por esta zona no estamos acostumbrados.
Y de ahí a la sala de envasado, donde se envasa el aceite conforme llegan los pedidos de lo clientes.
Después de la visita llega el premio: riquísimas tostadas de aceite recién exprimido con pan de pueblo (nos encantó la hogaza de la panadería Celia de Cascante) ¡Cómo difrutamos de ese momento junto a la hoguera!
Con Mario, experto catador de aceite y reciente campeón del mundo de esta modalidad hemos podido enterarnos de muchas curiosidades sobre el aceite. Si tú también quieres conocer de primera mano el proceso de elaboración del aceite y sus curiosidades no dejes de visitar La Casa del Aceite de Cascante:
LA CASA DEL ACEITE
Ctra. Tudela-Tarazona, 11 Cascante
Reserva tu visita en el 948 850 902.
Temporada recogida oliva: del 1 de noviembre al 12 de diciembre (aproximadamente)
Consejo “semecae”: aprovecha la visita para comprar su aceite sin filtrar. Para ensaladas y tostadas está delicioso