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El paso de primaria a secundaria, ¿estamos preparados?

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Estamos a punto de empezar el curso escolar y nuestra pedagoga favorita, Sandra Morales, sabe que hay más de un padre y una madre intranquilos porque sus hijos, este año, dan el paso de primaria a secundaria.


El paso de primaria a secundaria

Somos muchos profesionales de la educación que pensamos que sería muy positivo para el alumnado cursar 1º y 2º de la ESO dentro del ámbito escolar de educación primaria.

Estos dos añitos les ayudaría a madurar y a desarrollar muchas más habilidades emocionales, imprescindibles para quererse mucho, muchísimo así mismo, ganar en confianza, autoestima y lidiar con los varapalos que les depare la vida a partir de ahora, generalmente centrados en las relaciones con sus iguales.

Nuestras generaciones dábamos el paso con 14 años. Ahora se ha adelantado todo dos años y tenemos a niños que, por el hecho de cambiar al instituto, quieren ser mayores chocando de frente con sus padres.

¿Qué significa este cambio desde el punto de vista pedagógico?

Se trata de una nueva etapa. Una etapa que supone una ruptura con todo lo anterior, con diferentes horarios, entorno distinto, nuevas metodologías de trabajo, nuevas amistades…

Con el paso de primaria a secundaria, seguramente irán a un centro educativo más grande y desconocido, en el que aumenta el número de aulas, de estudiantes y de profesorado. Tiene mayor peso la explicación del profesor, disminuye la movilidad dentro del aula y hay mayores exigencias de autocontrol emocional y conductual.

Aumenta el trabajo personal en casa y se hace imprescindible saber utilizar la agenda y la puesta en práctica de técnicas de estudio.

¿Cuáles son los cambios que implican este cambio de etapa?

Por un lado están los cambios físicos que todos podemos ver pero me voy a centrar en los cambios psicológicos que son los que nos ayudarán a comprender mejor como siente y como se comportan nuestro hijo casi preadolescente.

Es a partir de los 11/12 años cuando se da un salto cuantitativo y cualitativo muy importante. Aumenta la capacidad de comprensión del entorno, pueden razonar de forma inductiva y deductiva y pueden reflexionar sobre realidades abstractas. Es decir, se supera la etapa del llamado pensamiento concreto que dura desde los 7 a los 11 años en la que los niños tienen una estructura de pensamiento más rígida y centrada en lo real y visible y se da un gran salto de capacidades. A partir de ahora para convencerlos de algo, necesitarás buscar razones realistas y convincentes.

Se pueden desarrollar sentimientos de inseguridad, de inferioridad, de desconcierto y a veces de enfado. De enfado con ellos mismos, con sus amigos, con nosotros, con el mundo. Estos sentimientos les pueden llevar a un periodo de introspección, de egocentrismo. Se creen que el centro del mundo son ellos mismos.

Este espacio interior se llena de preocupaciones por sí mismos, por su cuerpo. Se llena de sueños, de imaginación, de proyectos, se reinventa el propio yo, el carácter. Aparecen las expectativas personales: cómo quiero ser, mis cualidades…

Por ello tienden a pasar mucho tiempo en su habitación, tumbados encima de la cama mirando al techo, a sumergirse en un mundo de televisión o de videojuegos en el que ellos son los protagonistas. Se convierten en un cóctel de infancia, fantasía y realidad.

La nueva personalidad se experimenta en casa, pero es en el grupo de iguales donde se siente libre para hacer cosas que en casa no puede, en donde puede comportarse como si fuera mayor, en donde puede imitar a los mayores, en donde puede encontrar a otros con los mismos problemas, en donde puede criticar a sus padres o al menos perderles de vista y ser él mismo…

Se agrupan por gustos o intereses y todos tienden a vestir igual, a hablar igual, a escuchar la misma música… Es una forma de reafirmarse y de separarse del mundo adulto. Es una forma de pedir que necesitan un espacio de libertad para probar, equivocarse y convertirse en adultos.

Ellos se rebelan, a veces muestran actitudes de desprecio, de superioridad, sienten rebeldía contra ellos mismos y contra nosotros. También hay temporadas en las que están enfadados con el mundo en general porque se sienten incomprendidos.

Necesitan separarse de sus padres, pero éstos no deben de olvidarse nunca de su labor. Ante este panorama debemos seguir representando una autoridad. Somos figuras o referentes de autoridad y esto no puede perderse, porque nuestros hijos la necesitan.

Algunas orientaciones para las familias

Es a partir de los 11/12 años cuando se da un salto cuantitativo y cualitativo muy importante. Aumenta la capacidad de comprensión del entorno, de razonamiento y de reflexión. A partir de ahora para convencerles de algo, necesitarás encontrar razones realistas y convincentes.

Deberemos mantener el nivel de autoridad y de exigencia, ya que les proporcionará seguridad y apoyo.

Comienza un nuevo modo de razonar y se debe potenciar la comunicación y el diálogo, las explicaciones. Deberemos de exponer lo que pensamos y sentimos, hablar a nuestros hijos desde el corazón.

No hay prisas, este cambio es importante démosles tiempo y tengamos paciencia.

Mantener una comunicación fluida con su tutor o tutora y acudir al orientador/a, si hay alguna cosa que nos preocupe.

Ayudar a que nuestro hijo organice su tiempo libre.

Cuidar el descanso y la alimentación.

Convertir su lugar de estudio en un lugar tranquilo, sin ruido y con espacio suficiente para trabajar.

Exígele trabajo y responsabilidad. Olvídate de los resultados, céntrate en el proceso.

Algunos expertos creen que unos buenos indicadores de que el paso de primaria a secundaria ha sido el adecuado, son el nivel de comunicación que exista entre padres e hijos y el rendimiento académico de los menores.

En medio de todos los cambios de la adolescencia, el papel de los padres es fundamental aunque a veces sea poco agradecido por sus hijos.


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Sandra Morales
www.tupedagogaencasa.com
C/ Juan Antonio Fernández 40, consulta 27
Tudela (Navarra)

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Ruth de Rioja

Ruth de Rioja

Soy Ruth, mamá de dos niñas que cunden como doscientas. Aunque el día tenga 24 horas, me suelen faltar 2 o 3. Inventora de negocios y proyectos, me gusta salir de casa sin rumbo fijo y sin hora de vuelta. Y llevarme a la familia donde haga falta

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