Si nos sigues por nuestras redes sociales (Facebook e Instagram) ya sabrás que gracias a Wescarent hemos hecho una escapada de chicas por el Pirineo aragonés. Toda una experiencia viajar en una Volkswagen California y llevar la casa a cuestas.
A pesar de ir solas, sin niños (sí, sí, hemos conseguido dejar de ser madres durante dos días), hemos probado varias actividades que son de lo más recomendable para hacer en familia.
1. Un paseo sin rumbo fijo por Aínsa y Alquézar
Y es que con razón son dos de los pueblos más bonitos de España.
En Aínsa, con una situación privilegiada entre varios Parques Naturales, lo mejor es que aparques en el parking del Castillo (es de pago, sí, pero barato). Y de ahí, dirígete hacia su Plaza Mayor y piérdete por sus calles.
Disfrutarás de casas y comercios cuidados al más mínimo detalle y preciosas vistas del embalse del Mediano. Para comer o cenar os recomendamos La Carrasca, un bar-restaurante cuya especialidad son los pinchos y es que ¡están todos riquísimos! Otra opción (que no probamos, pero nos quedamos con las ganas) es la pizzería de la plaza.
Alquézar no pasa desapercibido. A 660 m de altitud, está perfectamente integrado en lo alto de un cañón que ha ido creando el río Vero. Aquí te recomiendo la Panadería L´Artica, en donde no debes dejar de tomar un tentempié (sus bizcochos y “dobladitos” son mmmmm) en su pequeña pero espectacular terraza.
Y una ruta fácil pero no apta para los que padecen vértigo: la ruta de las pasarelas (1 h 30´), que recorre el último tramo del río Vero a través de un sendero acondicionado con pasarelas colgantes.
En las dos poblaciones encontraréis mucha oferta para realizar actividades de aventura en familia: vías ferrata, espeología, descenso de barrancos, rafting, excursiones en canoas. Tenéis un montón de información en la web de Turismo de Somontano
2. Ruta a los Llanos y Cascada de La Larri
En dos días sabíamos que no podíamos hacer muchas rutas y (con nuestro escaso entrenamiento) no tenían que ser muy largas. Pedimos recomendaciones y esta, junto con la de las pasarelas de Alquézar, es la que más votos tuvo. ¡Y no nos extraña nada!
Ya desde el aparcamiento se pueden admirar las montañas del Valle de Pineta. Allí os darán información de la mejor ruta dependiendo del tiempo y las ganas que tengáis.
Nosotras hicimos una ruta circular de unas 2 horas y media (incluidas paradas para fotos y almuerzo, por supuesto). Id bien preparados con botas de monte, comida y agua. A nosotras nos tocó mucho, mucho barro con lo que ello conlleva de peligro (resbalones). A lo largo del camino disfrutaréis de numerosas e impresionantes cascadas. Al llegar a los Llanos podéis optar por continuar hacia la Cascada de La Larri (unos 20´más) o volver por el camino de Marboré.
3. Un “slow-walk” entre orquídeas en Castillazuelo gracias a Aragonea
¿Sabes que además de las orquídeas que se regalan por San Valentín hay numerosísimas especies de orquídeas silvestres? ¿Y sabes que muchas de esas especies las podemos admirar en nuestros campos? Eso sí, son más pequeñas que las de la maceta de regalo, pero igual de bonitas.
Gracias a Aragonea y Prepyr pudimos disfrutar de este paseo por los alrededores de Castillazuelo en el que no solo aprendimos sobre las orquídeas y sus dos formas de “atraer” a los insectos sino que nos empapamos de todo lo que nos contaron sobre las propiedades de plantas más comunes que tenemos a nuestro alrededor: espliego, caléndula, hinojo, hipérico, malvas, cola de caballo… Un montón de “malas hierbas” que hay en los caminos y que nos pueden ayudar un montón.
Durante 3 horas Patro y Rafa nos mantuvieron ensimismadas con sus explicaciones, anécdotas y datos curiosos. ¡Qué pena nos dio que no la disfrutaran nuestros hijos! Estamos deseando repetir cualquiera de las experiencias que ofrecen en Aragonea.
4. Un baño relajante en las piscinas saladas de Naval
Debido a la “primaveral” meteorología que nos acompañó durante el viaje (léase en modo irónico) no pudimos darnos un baño (bueno por la meteorología y porque nos tomamos este viaje con tanta tranquilidad que no hubo forma de llegar a tiempo a ningún sitio). Pero no podíamos dejar de verlas. Llegamos a las 19:55 (cierran a las 20:00) pero un señor amabílisimo nos enseñó las instalaciones y nos contó el funcionamiento de las salinas.
Es un antiguo salinar reconvertido en zona de baño y relax. Con varias piscinas en las que poder flotar. Sí, sí, ¡flotas! Ya os digo que no lo pudimos comprobar pero el amable señor nos aseguró que se había echado más de una siesta dentro de la piscina. Y al salir, hay que dejar secar el agua con el sol y luego retirar la sal con una toalla ¡Verás qué piel se queda!
Otra razón para volver: tenemos que bañarnos en el Salinar de Naval.
Esto es una pequeña reseña de todo lo que puedes disfrutar en el Pirineo aragonés. Hay mucho y muy variado, está relativamente cerca de nuestra zona, es precioso en cualquier época del año y cada vez están pensando más en el turismo familiar. Nosotras lo tenemos claro: ¡volveremos pronto al Pirineo aragonés!
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