El camping hay que probarlo… para decidir si te gusta o no ir de camping, como casi todo, hay que probar. Todavía recordará mi marido la primera vez que me propuso ir de camping: “yo prefiero dormir en cama, se nos van a comer los mosquitos”; tuve 1.001 motivos para no ir. Pero como aquí se nos cae la casa encima… en un bungalow de un camping me planté.
Pues lo probé y para no querer ir de camping, ya van 7 los años que hemos repetido. Para mí, la mejor opción para probar el camping es el bungalow, una fórmula entre el hotel y la tienda de campaña, y que no requiere mayor infraestructura e inversión.
Mis 10 razones para ir de camping
- En primer lugar, estás en continuo contacto con la naturaleza. Si eliges playa o montaña da igual, di adiós al maldito despertador, despertarás con los primeros rayos de sol y el canto de los pájaros y cuando salgas a la terracita de tu bungalow la sensación de paz y bienestar rodeada de árboles y plantas, no tiene precio.
- Sensación de libertad. Y en esto ganamos todos ¡no veo casi a mis hijos! Solamente cuando quieren ir a la playa o a la piscina. Para los niños estar un un recinto cerrado sin mayores peligros, que pueden recorrer a su antojo como si fueran mayores, les hace ganar confianza en sí mismos para cuando vuelvan a la ciudad.
- El camping favorece las habilidades sociales. Estar todo el día en la calle en contacto con los nuevos vecinos a nuestros hijos les facilita la comunicación, el juego e incluso con un poco de suerte, practicarán otros idiomas…
- Puedes conocer gente o no. El camping no son unas vacaciones normales, es un estilo de vida. La convivencia es respetuosa, lo que te permite hacer una vida tranquila en familia sin que nadie te moleste, por muy cerca que esté la parcela de al lado. O si lo prefieres quedar para tomar el café o hacer una excursión en bici por la zona.
- No se nos cae la casa encima. Al bungalow se entra lo justo y necesario, estás tooooodo el día en el campo, vas a la piscina o a la playa, y organizas excursiones a donde sea, en familia o con tus vecinos (como no hay problemas de comunidad y nos acabamos de conocer, todavía somos todos muy majos).
- Comes como en casa. ¡Cocinas tú! Estar en familia de buenos comedores es un punto importante. Eso sí, la Thermomix siempre nos acompaña, el guacamole suele ser uno de nuestros aperitivos preferidos (eso sí, los nachos los compramos, que estamos de vacaciones). Pero no te preocupes, porque si lo que quieres es ir 100 % de vacaciones, la mayoría de los camping tienen unas buenas instalaciones y servicios de restauración para cocinar por ti y que sigas comiendo como en casa.
- Puedes ir vestido como quieras. No necesitas arreglarte ni correr detrás de los niños para que se vistan. Desayunar en el porche es como estar en la cocina de tu casa, pero mucho más molón. En el camping nadie se fija si te queda bien ese bikini o si ayer llevabas el mismo pareo. Y los niños con chanclas, bañador y poco más, pueden pasar toda la semana…
- Las noches son una aventura. Lo primero mira al cielo ¿Sabías que había tantas estrellas? Si el camping está alejado del núcleo urbano las verás perfectamente. Podéis pasar horas buscando las distintas constelaciones y lo segundo, dales unas linternas a tus hijos y deja que vayan a explorar por el recinto del camping (sin molestar, ni alumbrar a otras tiendas o bungalows), para ellos será una una super-aventura y mientras puedes seguir observando las estrellas con tu pareja. ¿Se puede pedir un plan mejor?
- Fuera tecnología. Y es que hay campings con muchas comodidades y servicios y otros más austeros, y si quieres desconectar de verdad, éstos son los buenos, los no wi-fi, no televisión, no microondas y ni tan siquiera lavavajillas. Y si te gusta, cocinar con gas que ahora vuelve a estar de moda.
- Refuerza el trabajo en equipo. Llegar a la Etxe Txikia (casa pequeña en euskera que es como los hijos de unos amigos llaman al bungalow) nos cambia la percepción de las cosas. Todos están dispuestos a colaborar en poner la mesa, ir a comprar al super del camping o cualquier tarea que surja y puedan hacer corriendo de un lado para otro con los amigos.
En conclusión, que en el camping ¡reina la paz y la tranquilidad! ¡Benditas vacaciones! Y a la vuelta, empieza la cuenta atrás para volver el año siguiente. ¿Y tú? ¿Te animas a ir de camping en familia?
2 respuestas
Casi casi me has convencido Anabel, tendre que hablar con tu primo… Y empezar a plantearnelo!!!!
Me alegro mucho Ana, es cuestión de probar y ya me contarás. Gracias por tu comentario